¡Aleluya, ha resucitado!

Resucitó

Resucitó

Feliz Pascua de Resurrección

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Marcha solidaria

Marcha solidaria 1

Marcha solidaria 1

El último viernes de este mes de marzo los alumnos de tercero a sexto de primaria, junto con sus profesores y monitores de comunión y postcomunión realizamos una marcha hasta el Santuario de Santa María Magdalena, a pocos kilómetros de nuestra población de Novelda.

Marcha solidaria 2

marcha solidaria 2

El fin de la marcha solidaria, culminación de las diferentes colaboraciones que nuestros chicos y chicas han ido recogiendo entre amigos, familiares, conocidos, a la vez que servía de concienciación de la labor que estamos realizando más allá de nuestras fronteras y, al igual que la de éstos últimos años, ha sido la construcción de la casa «Domus Cordis» que nuestros hermanos han construido en la ciudad de Bahía de Caráquez, en Ecuador.

Poco podemos añadir a lo ya dicho en una entrada anterior qué es la casa «Domus Cordis» y qué significa, para las comunidades que en Ecuador viven significa.

Marcha solidaria 3

Marcha solidaria 3

 

Marcha solidaria 4

Marcha solidaria 4

En el Santuario, acompañados por nuestra patrona, Sta. María Magdalena, el P. Ángel Alindado, scj, y delegado provincial de la Pastoral Juvenil y Vocacional, junto con Eugenio, joven dehoniano, nos contaron su experiencia en Ecuador y, de primera mano, todo lo que allí estamos realizando gracias a la labor de todos. También nos transmitieron las palabras de gratitud de los alumnos y hermanos de Ecuador.

Marcha solidaria 5

Marcha solidaria 5

 

 

Marcha solidaria 6

Marcha solidaria 6

Jugamos, bailamos, disfrutamos y rezamos. Nos lo pasamos en grande en compañía de un maravilloso sol y, así, una vez más, los alumnos, profesores y todas las personas que han participado con su granito de arena han demostrado su solidaridad pues la recaudación asciende, este año, a 5.082,31 euros.

Gracias a todos por vuestra generosidad.

Aquí os dejamos el álbum de fotos.

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Cuaresma 6ª semana – Secundaria y Bachiller

6. Jerusalén

Mandamiento principal – Mc. 12, 28-34
Lavatorio de los pies- Jn. 13, 1-20
Institución de la Eucaristía – Mc. 14, 22-25

Canción:
“Ven a celebrar”
“La voz del Padre”, Tierra de bendición
“El amor”, Tierra de bendición

JESÚS LAVANDO LOS PIES A LOS DOCE

Es el resumen final de Juan: «Yo para esto he venido al mundo». Me parece muy importante el hecho de que el cuarto evangelio omita el relato del pan y el vino y sitúe en el lugar que le correspondería el del lavatorio de los pies.

Nos sirve para comprender mejor las intenciones de este evangelista: ya están narrados y divulgados, desde hace quizá treinta años, los hechos y dichos de Jesús. El cuarto evangelista pretende insistir en lo más significativo, dar más sentido e interpretar teológicamente lo que ya saben los cristianos. En el caso del lavatorio de los pies, da el sentido último de la eucaristía: ponerse a los pies de todos, ofrecerse, integralmente, para ser pan para todos.

Celebramos el estilo de Jesús, el estilo de Dios, su sueño, su proyecto. El grano de trigo, la siembra y la cosecha, Dios-pan, los granos de uva, Dios-vino, la comida fraterna, la gratuidad, la muerte del hambre, la fraternidad universal.

(Si al acercarte al altar te acuerdas de que alguien tiene algo contra ti, deja tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano. Millones de hermanos no tienen pan; yo, sí, de sobra. Mis hermanos tienen algo contra mi: ¿puedo comulgar?)

Es la cena de la incomprensión, los codazos por los primeros puestos, la noche de Jesús lavando los pies. Es la noche de la traición. Comer su pan y venderle. Es la noche de la contemplación de Jesús aterrado en Getsemaní. Es la noche de la negación de Pedro y la huida de los discípulos. Es la noche en que todos se ríen de Jesús, y Jesús calla.

Comulgar con Jesús. Dejar el pan expuesto para contemplarlo en largos ratos de oración.

José Enrique Galarreta

NO PERDER LA IDENTIDAD

Jesús se está despidiendo de sus discípulos. Dentro de muy poco, ya no lo tendrán con ellos. Jesús les habla con ternura especial: «Hijitos míos, me queda poco de estar con vosotros». La comunidad es pequeña y frágil. Acaba de nacer. Los discípulos son como niños pequeños. ¿Qué será de ellos si se quedan sin el Maestro?

Jesús les hace un regalo: «Os doy un mandato nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado». Si se quieren mutuamente con el amor con que Jesús los ha querido, no dejarán de sentirlo vivo en medio de ellos. El amor que han recibido de Jesús seguirá difundiéndose entre los suyos.

Por eso, Jesús añade: «La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros». Lo que permitirá descubrir que una comunidad que se dice cristiana es realmente de Jesús, no será la confesión de una doctrina, ni la observancia de unos ritos, ni el cumplimiento de una disciplina, sino el amor vivido con el espíritu de Jesús. En ese amor está su identidad.

Vivimos en una sociedad donde se ha ido imponiendo la «cultura del intercambio». Las personas se intercambian objetos, servicios y prestaciones. Con frecuencia, se intercambian además sentimientos, cuerpos y hasta amistad. Eric Fromm llegó a decir que «el amor es un fenómeno marginal en la sociedad contemporánea». La gente capaz de amar es una excepción.

Probablemente sea un análisis excesivamente pesimista, pero lo cierto es que, para vivir hoy el amor cristiano, es necesario resistirse a la atmósfera que envuelve a la sociedad actual. No es posible vivir un amor inspirado por Jesús sin distanciarse del estilo de relaciones e intercambios interesados que predomina con frecuencia entre nosotros.

Si la Iglesia «se está diluyendo» en medio de la sociedad contemporánea no es sólo por la crisis profunda de las instituciones religiosas. En el caso del cristianismo es, también, porque muchas veces no es fácil ver en nuestras comunidades discípulos y discípulas de Jesús que se distingan por su capacidad de amar como amaba él. Nos falta el distintivo cristiano.

Los cristianos hemos hablado mucho del amor. Sin embargo, no siempre hemos acertado o nos hemos atrevido a darle su verdadero contenido a partir del espíritu y de las actitudes concretas de Jesús. Nos falta aprender que él vivió el amor como un comportamiento activo y creador que lo llevaba a una actitud de servicio y de lucha contra todo lo que deshumaniza y hace sufrir el ser humano.
José Antonio Pagola

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Cuaresma 6ª semana – Primaria

6. Jerusalén (Amor incondicional)

Mandamiento principal – Mc. 12, 28-34
Lavatorio de los pies- Jn. 13, 1-20
Institución de la Eucaristía – Mc. 14, 22-25

Canción: “Tú eres mi Dios”, Fabiola del disco Fiesta es tu Palabra.

El amor y el tiempo

Hubo un tiempo en el que en una isla muy pequeña, confundida con el paraíso, habitaban los sentimientos como habitamos hoy en la tierra. En esta isla vivían en armonía el Amor, la tristeza, y todos los otros sentimientos. Un día en uno de esos que la naturaleza parece estar de malas, el amor se despertó aterrorizado sintiendo que su isla estaba siendo inundada.
Pero se olvidó rápido del miedo y cuidó de que todos los sentimientos se salvaran. Todos corrieron y tomaron sus barcos, y subieron a una montaña bien alta, donde podrían ver la isla siendo inundada pero sin que corriesen peligro.
Sólo el amor no se apresuró, el amor nunca se apresura. Él quería quedarse un poquito más en su isla, pero cuando se estaba casi ahogando el amor se acordó de que no debía morir. Entonces corrió en dirección a los barcos que partieron y gritó en busca de auxilio.
La Riqueza, oyendo su grito, trató luego de responder que no podría llevarlo ya que con el oro y con la plata que cargaba temía que su barco se hundiera.
Pasó entonces la Vanidad que también dijo que no podría ayudarlo, una vez que el amor se hubiese ensuciado ayudando a los otros, ella, la Vanidad, no soportaba la suciedad.
Por detrás de la Vanidad venía la Tristeza que se sentía tan profunda que no quería estar acompañada por nadie.
Paso también la Alegría, pero esta tan alegre estaba que no oyó la suplica del amor.
Sin esperanza el Amor se sentó sobre la última piedra que todavía se veía sobre la superficie del agua y comenzó a menguar.
Su llanto fue tan triste que llamó la atención de un anciano que pasaba con su barco. El viejito tomó al Amor en sus brazos y lo llevó hacia la montaña más alta, junto con los otros sentimientos.
Recuperándose, el amor le preguntó a la Sabiduría quién era el viejito que lo ayudo… a lo que ésta respondió….. «El Tiempo»….. el Amor cuestionó: …»¿Por qué solo el Tiempo pudo traerme aquí?»…. La Sabiduría entonces respondió:
«Porque sólo el Tiempo tiene la capacidad de ayudar al Amor a llegar a los lugares más difíciles»…

– ¿A qué personaje del cuento nos parecemos a veces con nuestro comportamiento?
– ¿Hay veces, en nuestro juego, en el cole… que damos de lado a aquellas personas que se acercan a nosotros con cariño pidiéndonos nuestra ayuda?
– ¿Qué podemos hacer nosotros para demostrar que cada día queremos un poquito más a los que están a nuestro lado?

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Apadrinamientos

Desde enero de 2002, desde el Colegio Padre Dehon, llevamos realizando una importante labor de apadrinamiento entre profesores, alumnos y catequistas que, a día de hoy, asciende a 24 niños y niñas.

El apadrinamiento no es otra cosa que colaborar con su familia de origen, y en su entorno, en materias tan básicas como la alimentación, las medicinas, su escolarización y, además, cubrir el resto de necesidades que pudieren tener en su vida.

La edad de los niños oscila entre los tres y dieciocho años.

Durante estos años, los padrinos, han ido recibiendo testimonios de gratitud por parte de los chicos y chicas y sus familias además de fotografías que han dedicado con mucho cariño. Las felicitaciones navideñas tampoco han faltado.

Este año podemos contar con unas imágenes y podemos, además de verlos, escucharlos.

No debemos olvidar que, a nivel individual y dentro de esta comunidad educativa, hay familias y docentes que tienen niños apadrinados.

Estos documentos no son más que la confirmación de cómo el Corazón de Jesús se hace patente en forma de amor al prójimo aun cuando este no esté físicamente junto a nosotros pero sí en el amor de Cristo.

Os dejamos este maravilloso testimonio.

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DOMUS CORDIS

Bahía de Caráquez es una ciudad ecuatoriana situada en la provincia de Manabí, en la desembocadura del río Chobi y con una considerable industria turística que, en la actualidad, la convierten en un fondeadero de veleros de todas las naciones que allí acuden en busca de tranquilidad, hermosas playas y un buen lugar donde encontrar la tranquilidad acompañados de un clima benigno.

En 1997, cien años después de la primera presencia misionera de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús, se volvió a Ecuador iniciando el apostolado en esta bella ciudad.

Dentro de la dimensión de servicio se está desarrollando una amplia acción social, en correspondencia a las necesidades del lugar, como son: facilitar la atención a la infancia (con sus derechos y necesidades), acompañar a las familias de los mismos (especialmente en los casos de familias monoparentales), generar espacios y alternativas de promoción de las madres e incentivar la solidaridad entre familias

Situación Bahía de Caráquez

Situación Bahía de Caráquez

En estos vídeos el P. Benjamín nos presenta la casa que está a punto de ser terminada de construir: “DOMUS CORDIS”. Tanto el curso pasado como este hemos dedicado la “Marcha Solidaria” para sacar fondos para sufragar sus gastos y así poder atender, desde el corazón, las necesidades de esta comunidad.

Será una casa en la que vivirán en torno a unos 20 chicos sin recursos de ningún tipo y en régimen de internado. Allí se formarán y educarán. Igual el tiempo y la Gracia Divina nos obsequia con algún sacerdote. Los fines de semana la casa se dedicará a acoger grupos de convivencias.

El P. Benjamín nos da las gracias por nuestra solidaridad y por contribuir a la educación de estos jóvenes.

Os dejamos los vídeos:

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Interioridad

Interioridad

Interioridad

La semana del 12 al 16 de marzo, coincidiendo con la “Semana Dehoniana”  tuvo lugar en el Colegio  la “Semana de la Interioridad”. Los alumnos desde 1º de Primaria hasta 2º de Bachiller acompañados por sus tutores o profesores de religión, fueron pasando por un espacio decorado con iconos, velas y telas donde estaba el Santísimo expuesto en una Custodia.

Tuvieron un rato de silencio, de oración, de adoración, de contemplación y ayudados por algún Vídeo, power point, cuento, canción y oración, se encontraron con Jesús y pudieron interiorizarlo dentro de sus corazones.

Fue una manera sencilla, pero rica de ir preparando dentro de sus corazones un hueco a Jesús que va a vivir en los próximos días los misterios centrales de la Pasión, Muerte y Resurrección y lo quiere hacer en medio de nosotros.

Grupo

Grupo

Aquí os dejamos el resto de instantáneas

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Cuaresma 5ª semana – Secundaria y Bachiller

5. Betania

Unción en Betania – Mc 14, 3-9
Jesús enseña a orar – Lc 11, 1-11

Canción: “Tan sólo he venido”, Juan Luis Guerra

REAPRENDER LA CONFIANZA

Lucas y Mateo han recogido en sus respectivos evangelios unas palabras de Jesús que, sin duda, quedaron muy grabadas en sus seguidores más cercanos. Es fácil que las haya pronunciado mientras se movía con sus discípulos por las aldeas de Galilea, pidiendo algo de comer, buscando acogida o llamando a la puerta de los vecinos.

Probablemente, no siempre reciben la respuesta deseada, pero Jesús no se desalienta. Su confianza en el Padre es absoluta. Sus seguidores han de aprender a confiar como él: «Os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá». Jesús sabe lo que está diciendo pues su experiencia es ésta: «quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre».

Si algo hemos de reaprender de Jesús en estos tiempos de crisis y desconcierto en su Iglesia es la confianza. No como una actitud ingenua de quienes se tranquilizan esperando tiempos mejores. Menos aún como una postura pasiva e irresponsable, sino como el comportamiento más evangélico y profético de seguir hoy a Jesús, el Cristo. De hecho, aunque sus tres invitaciones apuntan hacia la misma actitud básica de confianza en Dios, su lenguaje sugiere diversos matices.

«Pedir» es la actitud propia del pobre que necesita recibir de otro lo que no puede conseguir con su propio esfuerzo. Así imaginaba Jesús a sus seguidores: como hombres y mujeres pobres, conscientes de su fragilidad e indigencia, sin rastro alguno de orgullo o autosuficiencia. No es una desgracia vivir en una Iglesia pobre, débil y privada de poder. Lo deplorable es pretender seguir hoy a Jesús pidiendo al mundo una protección que sólo nos puede venir del Padre.

«Buscar» no es sólo pedir. Es, además, moverse, dar pasos para alcanzar algo que se nos oculta porque está encubierto o escondido. Así ve Jesús a sus seguidores: como «buscadores del reino de Dios y su justicia». Es normal vivir hoy en una Iglesia desconcertada ante un futuro incierto. Lo extraño es no movilizarnos para buscar juntos caminos nuevos para sembrar el Evangelio en la cultura moderna.

«Llamar» es gritar a alguien al que no sentimos cerca, pero creemos que nos puede escuchar y atender. Así gritaba Jesús al Padre en la soledad de la cruz. Es explicable que se oscurezca hoy la fe de no pocos cristianos que aprendieron a decirla, celebrarla y vivirla en una cultura premoderna. Lo lamentable es que no nos esforcemos más por aprender a seguir hoy a Jesús gritando a Dios desde las contradicciones, conflictos e interrogantes del mundo actual.

José Antonio Pagola

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Cuaresma 5ª semana – Primaria

5. Betania (encuentro con Dios-oración)

Jesús enseña a orar – Lc 11, 1-11

Canción: “Bendice alma mía al Señor”, Fabiola del disco Fiesta es tu Palabra.

El relojero
De esto hace mucho tiempo. Época en la que todavía todo oficio era un arte y una herencia. El hijo aprendía de su padre, lo que éste había sabido por su abuelo. El trabajo heredado terminaba por dar un apellido a la familia. Existían así los Herrero, los Barrero, la familia de Tejedor, etcétera.

Bueno, en aquella época y en un pueblito perdido en la montaña, pasaba más o menos lo mismo que sucedía en todas las otras poblaciones. Las necesidades de la gente eran satisfechas por las diferentes familias que con sus oficios heredados se preocupaban de solucionar todos los problemas. Cada día, el aguatero con su familia traía desde el río cercano toda el agua que el pueblito necesitaba. El cantero hacía lo mismo con respecto a las piedras y lajas necesarias para la construcción o reparación de las viviendas. El panadero se ocupaba con los suyos de amasar la harina y hornear el pan que se consumiría. Y así pasaba con el carnicero, el zapatero, el relojero. Cada uno se sentía útil y necesario al aportar lo suyo a las necesidades comunes. Nadie se sentía más que los otros, porque todos eran necesarios.

Pero un día algo vino a turbar la tranquila vida de los pobladores de aquella aldea perdida en la montaña. En un amanecer se sintió a lo lejos el clarín del heraldo que hacía de postillón o correo. El retumbo de los cascos de caballo se fue acercando y finalmente se lo vio doblar la calle que daba entrada al pueblito: un caballo sudoroso que fue frenado justo delante de la puerta de la casa del relojero. El heraldo le entregó un grueso sobre que traía noticias de la capital. Toda la gente se mantuvo a la expectativa a la puerta de sus casas a fin de conocer la importante noticia que seguramente se sabría de un momento al otro.

Y así fue efectivamente. Pronto corrió por todo el pueblo la voz de que desde la capital lo llamaban al relojero para que se hiciera cargo de una enorme herencia que un pariente le había legado. Toda la población quedó consternada. El pueblito se quedaría sin relojero. Todos se sintieron turbados frente a la idea de que desde aquel día, algo faltaría al irse quien se ocupaba de atender los relojes con los que podían conocer la hora exacta.

Al día siguiente una pesada carreta cargada con todas las pertenencias de la familia, cruzaba lentamente el poblado, alejándose quizás para siempre rumbo a la ciudad capital. En ella se marchaba el relojero con toda su gente: el viejo abuelo y los hijos pequeños. Nadie quedaba en el lugar que pudiera entender de relojes.

La gente se sintió huérfana, y comenzó a mirar ansiosamente y a cada rato el reloj de la torre de la Iglesia. Otro tanto hacía cada uno con su propio reloj de bolsillo. Con el pasar de los días el sentimiento comenzó a cambiar. El relojero se había ido y nada había cambiado. Todo seguía en plena normalidad. El aparato de la torre y los de cada uno seguía rítmicamente funcionando y dando la hora sin contratiempo alguno.

-¡Caramba!- se decía la gente. Nos hemos asustado de gusto. Después de todo, el relojero no era una persona indispensable entre nosotros. Se ha marchado y todo sigue en orden y bien como cuando él estaba aquí. Otra cosa muy distinta hubiera sido sin el panadero. No había por qué preocuparse. Bien se podía vivir sin el ausente.
Y los días fueron pasando, haciéndose meses. De pronto a alguien se le cayó el reloj, y aunque al sacudirlo comenzó a funcionar, desde ese día su manera de señalar la hora ya no era de fiar. Adelantaba o atrasaba sin motivo aparente. Fue inútil sacudirlo o darle cuerda. La cosa no parecía tener solución. De manera que el propietario del aparato decidió guardarlo en su mesita de luz, y bien pronto lo olvidó al ir amontonando sobre él otras cosas que también iban a para al mismo lugar de descanso.

Y lo que le pasó a esta persona, le fue sucediendo más o menos al resto de los pobladores. En pocos años todos los relojes, por una causa o por otra, dejaron de funcionar normalmente, y con ello ya no fueron de fiar. Recién entonces se comenzó a notar la ausencia del relojero. Pero era inútil lamentarlo. Ya n estaba, y esto sucedía desde hacía varios años. Por ello cada uno guardó su reloj en el cajón de la mesa de luz, y poco a poco lo fue olvidando y arrinconando.

Digo mal al decir que todos hacían esto. Porque hubo alguien que obró de una manera extraña. Su reloj también se descompuso. Dejó de marcar la hora correcta, y ya fue poco menos que inútil. Pero esta persona tenía cariño por aquel objeto que recibiera de sus antepasados, y que lo acompañara cada día con sus exigencias de darle cuerda por la noche, y de marcarle el ritmo de las horas durante la jornada. Por ello no lo abandonó al olvido de las cosas inútiles. Cierto: no le servía de gran cosa. Pero lo mismo, cada noche, antes de acostarse cumplía con el rito de sacar el reloj del cajón, para darle fielmente cuerda a fin de que se mantuviera funcionando. Le corregía la hora más o menos intuitivamente recordando las últimas campanadas del reloj de la iglesia. Luego lo volvía a guardar hasta la noche siguiente en que repetía religiosamente el gesto.

Un buen día, la población fue nuevamente sacudida por una noticia. ¡Retornaba el relojero! Se armó un enorme revuelo. Cada uno comenzó a buscar ansiosamente entre sus cosas olvidadas el reloj abandonado por inútil a fin de hacerlo llegar lo antes posible al que podría arreglárselo. En esta búsqueda aparecieron cartas no contestadas, facturas no pagadas, junto al reloj ya medio oxidado.

Fue inútil. Los viejos engranajes tanto  tiempo  olvidados, estaban trabados por el óxido y el aceite endurecido. Apenas puestos en funcionamiento, comenzaron a descomponerse nuevamente: a uno se le quebraba la cuerda, a otro se le rompía un eje, al de más allá se le partía un engranaje. No había compostura posible para objetos tanto  tiempo detenidos. Se habían definitiva e irremediablemente deteriorado.

Solamente uno de los relojes pudo ser reparado con relativa facilidad. El que se había mantenido en funcionamiento aunque no marcara correctamente la hora. La fidelidad de su dueño que cada noche le diera cuerda, había mantenido su maquinaria lubricada y en buen estado. Bastó con enderezarle el eje torcido y colocar sus piezas en la posición debida, y todo volvió a andar como en sus mejores tiempos.
La fidelidad a un cariño había hecho superar la utilidad, y había mantenido la realidad en espera de tiempos mejores. Ello había posibilitado la recuperación.
La oración pertenece a este tipo de realidades. Tiene mucho de herencia, poco de utilidad a corta distancia, necesidad de fidelidad constante, y capacidad de recuperación plena cuando regrese el relojero.

Rumiando el relato
Al terminar la lectura entre todo el grupo se reconstruye el relato en forma oral (se lo vuelve a contar). ¿Qué sucede en el relato?
¿Qué pasa cuando el relojero se marcha?
¿Cómo actuaron las personas ante la falta del relojero?
¿Qué sucedió al regreso del relojero?

Descubriendo el mensaje
Hacia el final del cuento se compara la oración con la actitud de la persona que había mantenido funcionando su reloj, ¿por qué?
Releer el último párrafo del cuento, compartir las características de la oración que allí se mencionan, ¿qué pensamos? ¿cuál es nuestra experiencia?
¿Qué lugar ocupa la oración en nuestra vida?
Compartir cómo oramos, de qué manera, cuándo…

Compromiso para la vida
Sintetizar en una frase el mensaje del cuento para nuestra vida.

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Convivencia 2º ESO

Convivencia Guardamar 2º ESO

Convivencia Guardamar 2º ESO

El pasado jueves día 8 de marzo tuvo lugar la convivencia con los alumnos de 2º de Eso del Colegio en la casa de Guardamar a la que solemos ir a pasar estos días entrañables de encuentro.

Después de realizar la oración de la mañana y de realizar un juego de conocimiento tuvimos la dinámica en torno a nuestro lema “Quiero darme +”, donde por medio de unas películas de dibujos relacionamos nuestro lema con el perdón, la confianza, la entrega y el compañerismo. Después de ver cada película estuvimos reflexionando por grupos  y viendo que estos eran valores importantes para nuestra vida.

A continuación almorzamos y después de jugar y de disfrutar de la naturaleza, con pintura de dedos fuimos poniendo nuestro lema en unos carteles y nuestras manos como compromiso de estar dispuestos a ofrecer lo mejor que tenemos a los demás.

Después de comer, el tiempo que nos quedaba lo dedicamos a disfrutar de unos apasionantes  juegos de diversos deportes por equipos, donde jugamos y nos divertimos mucho. Fue un día en el que estuvimos acompañados de un maravilloso sol y que  lo pasamos todos muy bien

Aquí el resto de las fotos.

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